Sí, sí, habéis leído bien... Muchas veces se llama carbonara a una salsa para pasta que se prepara con nata. Pero la auténtica, la inigualable carbonara, se prepara con huevo. Así que proponemos llamar a esa otra salsa, carbonata... ¿Qué os parece? Así evitamos confusiones.
Ingredientes:
200 g de espaguetis.
60 g de guanciale (se puede sustituir por beicon aunque el guanciale le da un sabor especial).
60 g de queso pecorino (si no lo encuentras, se podría sustituir por parmesano).
3 o 4 yemas de huevo.
Sal.
Pimienta.
Paso 1: Freímos el guanciale
Cortamos el guanciale en láminas finas y lo doramos en una sartén. Cuando esté listo, reservamos la grasita que ha soltado por un lado, y el guanciale frito, por otro.
Paso 2: Cocemos la pasta
Ponemos una olla con abundante agua a cocer y añadimos sal. Cuando el agua esté hirviendo, añadimos la pasta, dejándola el tiempo que se recomiende en el paquete. ¡Ojo!: reservad un poco de agua de cocción.
Paso 3: Preparamos la salsa
Separamos las yemas de huevo y batimos, junto con la grasa del guanciale, hasta que empiece a espesar. Añadimos un poco del agua de cocción de la pasta que habíamos reservado, y seguimos batiendo.
Rallamos el pecorino y lo incorporamos a las yemas batidas. Por último, añadimos la pimienta al gusto.
Paso 4: Emplatamos
Escurrimos la pasta al dente y la mezclamos con los trozos de guanciale. Después, y fuera del fuego (muy importante porque si no se nos coagularían las yemas), incorporamos la salsa. Movemos bien... ¡y lista una carbonara auténtica para zampar!
Consejos: Las yemas han de separarse siempre con las manos, nunca con la propia cáscara del huevo para evitar riesgos de salmonelosis.
Tened cuidado con la sal ya que el guanciale y el pecorino son bastantes sabrosos.